Tuesday, November 30, 2010

Swan Song


EL CANTO DEL CISNE


(...) Hasta los setenta y cinco años no he detestado la vejez. Incluso encontraba en ella una cierta satisfacción, una calma nueva y apreciable como una liberación la desaparición del deseo sexual y de todos los demás deseos. No ambiciono nada, ni una casa a orillas del mar, ni un “Rolls Royce” ni, sobre todo, objetos de arte. Me digo, renegando de los gritos de mi juventud: “¡Abajo el amor desenfrenado! ¡Viva la amistad!”Hasta los setenta y cinco años cuando veía a un hombre muy viejo y muy débil en la calle o en el vestíbulo de un hotel, decía al amigo que se encontraba conmigo: “¿Has visto a Buñuel? ¡Increíble! ¡El año pasado estaba todavía tan fuerte! ¡Qué ruina!” Leía y releía La vejez, de Simone de Beauvoir, libro que me parece admirable. Por pudor de la edad, no me exhibía en traje de baño en las piscinas, viajaba cada vez menos, pero mi vida se mantenía activa y equilibrada. Hice mi última película a los setenta y siete años.Después, en los cinco últimos años, ha empezado verdaderamente la vejez. Me han afectado diversas afecciones, sin gravedad extrema. He empezado a quejarme de las piernas, antaño tan fuertes, luego de los ojos e, incluso, de la cabeza (olvidos frecuentes, falta de coordinación). (...) Mi salud se ve rodeada de amenazas. Y soy consciente de mi decrepitud.Puedo establecer fácilmente mi diagnóstico. Soy viejo, ésa es mi principal enfermedad. Sólo me siento bien en mi casa, fiel a mi rutina cotidiana. Me levanto, tomo un café, hago media hora de ejercicio, me lavo, tomo otro café mientras como alguna cosa. Son las nueve y media o las diez. Salgo a dar una vuelta la manzana, y luego me aburro hasta el mediodía. Mis ojos son débiles. No puedo leer más que con una lupa y una iluminación especial, lo que me fatiga muy pronto. Mi sordera me impide desde hace tiempo escuchar música. Entonces espero, reflexiono, recuerdo, animado de una loca impaciencia, echando frecuentes miradas al reloj.


Luis Buñuel: Mi último suspiro (Memorias), Barcelona, 1982

9 comments:

  1. Estos Aragoneses sordos si que valian la pena!!

    ReplyDelete
  2. SwanSong y Dalila.

    Peron , no pude evitar escribir esta estupides.

    ReplyDelete
  3. Perón lleva un acento en la "o" y estupidez va con zeta

    ReplyDelete
  4. Perdón, Que eztupido.

    ReplyDelete
  5. Gustavo12:09 am

    Yo siento lo mismo desde los siete u ocho años. Perdón por mi falta de humildad pero soy un auténtico viejo precoz.

    ReplyDelete
  6. ese libro es una maravilla, sobre todo la parte cuando cuenta la guerra civil española, me acuerdo de aquella escena en que se la pasa tirando panfletos anti-franquistas sobre las cordilleras de Extremadura, todo desde un globo telesférico!

    ReplyDelete
  7. Uno de mis libros favoritos.

    ReplyDelete
  8. Tambien mio, junto al prefacio del Manifesto y los Lanzallamas

    ReplyDelete