K.K. 1917
pero no juzguéis a “Krazy” con dureza,
él mismo es una sombra atrapada en la telaraña
de esta madeja mortal.
Lo llamamos “gato”,
lo llamamos “loco”.
Sin embargo, no es ni lo uno ni lo otro.
En algún momento se alejará hacia vosotros, gente de la penumbra.
Usará como contraseña los ecos de las campanas
que llaman a vísperas,
como carruaje un zéfiro del oeste.
Perdonadlo, ya que no lo comprenderéis mejor que nosotros,
los que habitamos de este lado de lo razonable.